miércoles, 8 de septiembre de 2010
PRESENTACION
Este blog pretende acercarte a la lectura de textos autobiográficos narrativos y poéticos, a través del modelo constructivista-cognoscitivista podrás ir construyendo tu conocimiento sobre este género. Además constituye un espacio de difusión y comunicación en la asignatura de lenguaje del nivel bachillerato, permitiéndote acercarte a la literatura y mejorar tu nivel de comprensión lectora; esta forma de trabajo pretende que los actores del proceso enseñanza-aprendizaje se vuelvan sujetos activos a través del uso de la tecnología.
http://www.hiru.com/lengua/narracion-y-descripcion
http://www.hiru.com/lengua/narracion-y-descripcion
PLANDE CLASE
OBJETIVO: Identificar los modos discursivos, narración y descripción a través del género autobiográfico, mediante actividades interesantes en un blog, para que al final el alumno redacte su propia autobiografía en donde plasme a demás de sus datos personales, las anécdotas más relevantes de tu vida.
Número de sesiones:
5 sesiones de 50 minutos cada una.
Material necesario:
Número de sesiones:
5 sesiones de 50 minutos cada una.
Material necesario:
- Computadora con internet
- memoria (USB)
- Varias hojas blancas
- Lápiz
- Textos autobiográficos
- Frases célebres
PROCESO DE ELABORACIÓN DE UNA AUTOBIOGRAFÍA
consulta las siguientes páginas , pues te serán de gran utilidad:
http://comunidad.biensimple.com/tiempo-libre/w/tiempo-libre/Como-escribir-una-autobiografia.aspx
http://www.buenastareas.com/ensayos/Pasos-Para-Una-Autobiografia/200795.html
http://comunidad.biensimple.com/tiempo-libre/w/tiempo-libre/Como-escribir-una-autobiografia.aspx
http://www.buenastareas.com/ensayos/Pasos-Para-Una-Autobiografia/200795.html
sábado, 4 de septiembre de 2010
INTRODUCCIÓN
La palabra autobiografía tiene raíces griegas que vienen de auto (uno mismo), bios (vida) y grafía (descripción). Es el relato de la vida de una persona escrita por ella misma. A diferencia de la biografía en la cual se cuenta la vida de una persona narrada por otra, para ser escrita requiere que el biógrafo realice una investigación no sólo del personaje, sino del entorno en el que vivió; por ello, podemos decir qur el punto de vista es objetivo, que conlleva a la referencialidad. Como ya se mencionó, la autobiografía es escrita por la persona misma donde manifiesta sus emociones y vivencias, mezclando lo objetivo con lo poético, en este caso se habla de un lenguaje denotativo y conativo. Muchas autobiografías fueron escritas, en primera instancia, como una manera de ir plasmando los acontecimientos diarios de un personaje, que con el paso del tiempo se volvió famoso y ameritó entonces su publicación, tal es el caso de Ana Frank en su libro El diario de Ana Frank www.librosgratis.org/el-diario-de-ana-frank.html
En una autobiografía es el propio personaje quien nos cuenta su vida.
Como sucede en la biografía, la autobiografía encubre la historia de la propia experiencia personal bajo la máscara de una obra de ficción. Reconstruye la historia del “yo” como un todo unitario desde los primeros momentos de su existencia.
Podemos encontrar elementos autobiográficos en una novela, un poema o una obra teatral.
www.librosgratis.org/el-diario-de-ana-frank.html
METODOLOGÍA Y EVALUACIÓN PARA LA AUTOBIOGRAFÍA
TEMA.
La autobiografía.
METODOLOGÍA
• De manera individual los alumnos revisarán el blog y anotarán sus comentarios sobre la autobiografía, leerán el diario de Ana Frank, aquí lo podrán consultar.
• Por e equipos de 5 integrantes, cada uno llevará a clase un texto autobiográfico investigado en internet, entre todos los revisarán y harán comentarios sobre su estructura interna.
• En una plenaria los alumnos discutirán el tema de la autobiografía, leerán en voz alta fragmentos de autobiografías
ACTIVIDADES PARA LA EVALUACIÓN
• Todos los alumnos redactarán su propia autobiografía, misma que será autoevaluada con forme a una rúbrica.
• Elaborarán un cómic sobre las anécdotas más relevantes de su vida, se evaluará el diseño y la creatividad en el contenido.
• Elaborarán por equipos un video en donde uno de los integrantes platique su historia, se evaluará el guión, escenografía, destreza y habilidad del quien narre.
La autobiografía.
METODOLOGÍA
• De manera individual los alumnos revisarán el blog y anotarán sus comentarios sobre la autobiografía, leerán el diario de Ana Frank, aquí lo podrán consultar.
• Por e equipos de 5 integrantes, cada uno llevará a clase un texto autobiográfico investigado en internet, entre todos los revisarán y harán comentarios sobre su estructura interna.
• En una plenaria los alumnos discutirán el tema de la autobiografía, leerán en voz alta fragmentos de autobiografías
ACTIVIDADES PARA LA EVALUACIÓN
• Todos los alumnos redactarán su propia autobiografía, misma que será autoevaluada con forme a una rúbrica.
• Elaborarán un cómic sobre las anécdotas más relevantes de su vida, se evaluará el diseño y la creatividad en el contenido.
• Elaborarán por equipos un video en donde uno de los integrantes platique su historia, se evaluará el guión, escenografía, destreza y habilidad del quien narre.
NOSTALGIA DE MI VIDA
"Bellos recuerdos brotan de mi vida , justo cuando me encuentro en aquel lugar tan solitario en donde te vi por vez primera..."
LA DESCRIPCIÓN
A continuación veremos los diferentes tipos de descripción que regularmente presenta una autobiografía: retrato, etopeya, carácter, cronografía, topografía, topofesia.
Cuando queremos describir el físico de una persona lo realizamos al mencionar el color de cabello, ojos, cara, altura; a esto se le llama retrato, que se entiende como la descripción física de una persona.
En cuanto a la etopeya o carácter podemos decir que nos sirve para describir la forma de ser de las personas, así como su físico; es decir, de forma interna y externa; por ejemplo, cuando decimos que nuestro maestro es amable, se expresa adecuadamente, etc. , o bien, podemos decir todo lo contrario.
La cronografía se refiere a la descripción de los sucesos que se presentaron en un lapso: unos segundos, un minuto, una hora, unos años, una década.
La topografía la utilizamos cuando describimos lugares.
La topofesia, se puede definir como la descripción de lugares maravillosos, imaginarios.
Cuando queremos describir el físico de una persona lo realizamos al mencionar el color de cabello, ojos, cara, altura; a esto se le llama retrato, que se entiende como la descripción física de una persona.
En cuanto a la etopeya o carácter podemos decir que nos sirve para describir la forma de ser de las personas, así como su físico; es decir, de forma interna y externa; por ejemplo, cuando decimos que nuestro maestro es amable, se expresa adecuadamente, etc. , o bien, podemos decir todo lo contrario.
La cronografía se refiere a la descripción de los sucesos que se presentaron en un lapso: unos segundos, un minuto, una hora, unos años, una década.
La topografía la utilizamos cuando describimos lugares.
La topofesia, se puede definir como la descripción de lugares maravillosos, imaginarios.
LECTURA
EJERCICIO
Lee la siguiente autobiografía localiza los tipos de descripción que estén presentes en el texto. Fíjate cómo esas descripciones nos ayudan a conocer al personaje y las circunstancias que relata, e identifica además la persona gramatical usada en el texto. Después elabora un mapa mental sobre tu vida.
Documentos de Lauro Zavala
Autobiografía bibliográfica
Empecé a leer antes de reconocer las letras. A los tres años, mi hermano me enseñó a leer en los comics de Sherlock Holmes y en los letreros de la calle.
Al cumplir cinco años mi papá me regaló un pequeño diccionario rojo, gordo, de pasta semidura, con las palabras en versales negrito. Siempre lo traía en la bolsa de mis pantalones cortos de tweed. Cada vez que escuchaba una palabra que no conocía, la consultaba, hasta que las vecinas en minifalda atrajeron mi atención con más fuerza que las palabras. Y empecé a utilizar las palabras para conquistar a las vecinas.
El primer libro que leí completo fue Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain, cuando tenía seis años. Me impresionó la muerte del indio y el reencuentro de Tom y su amiga en la cueva. El año siguiente leí La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, aunque no me gustó tanto. Después leí Corazón de Edmundo de Amicis, del cual me atrajo la idea de estar integrado por historias muy diversas. Y entonces, a los ocho años, descubrí el cine de Jerry Lewis y las secciones sobre ciencia de Selecciones, Contenido, Mecánica Popular y Revista de Revistas (1962). La mejor era esta última, de la cual tenía una colección de más de cien números, mismos que releía por la diversión de encontrar brevísimos textos donde se resumía toda clase de datos sobre diversas materias.
Al cumplir diez años nos visitó una lejana tía proveniente de Honduras. Antes de tomar su avión de regreso me llevó a una enorme librería (en el ahora desaparecido Hotel Regis en la Avenida Reforma) y me dijo: “Qué libros quieres; puedes elegir dos”. Elegí
20 000 leguas de viaje submarino y su secuela, La isla misteriosa de Julio Verne, en una edición ilustrada en pasta dura. Estos ejemplares los bajaron con un gancho especial de un estante muy alto, y los envolvieron en papel para entregármelos en un paquete sellado. Al llegar a casa empecé una tradición familiar, pues por primera vez el libro era más interesante que la hora de la comida. Entonces las palabras me conquistaron a mí.
Después de ese descubrimiento empecé a recorrer la ciudad en busca de otros libros de aventuras. Hasta los trece años combiné mi afición por las novelas (de viajeros, pilotos de autos de carrera, ingenieros de presas, capitanes de barco, exiliados y otros aventureros) con excursiones a la Biblioteca Benjamín Franklin, de la Embajada de Estados Unidos. Éste era un lugar muy moderno, funcional y bien iluminado en el interior de un edificio grande y antiguo, con cientos de libros para niños. Ahí pasaba las tardes hojeando la colección de National Geographic y otras revistas sobre la naturaleza, como las lujosas Ocean y Wild Life y el muy completo Science Yearbook, que contenía una selección de artículos de investigación y diversos recuadros con reportes de los descubrimientos recientes.
Tenía doce años cuando me di cuenta de que había aparecido en el Cuadro de Honor de mi escuela por las calificaciones obtenidas sin haber abierto siquiera los libros de texto, que me parecían muy aburridos. Todo lo había aprendido de los libros de la Biblioteca Franklin, la mayor parte de ellos en inglés. Las palabras empezaban a dejarse conquistar. Mientras tanto, el resto de la vida estaba formado por viajes familiares al autocinema, viajes mensuales a la carretera de Cuernavaca, competencias en patines de ruedas, los rituales de burro dieciséis, competencias de ajedrez, excursiones en grupo, y los juegos de béisbol, frontón y basquet.
Al entrar a la prepa me aburrí todavía más con los cursos. En contraste, encontraba fascinantes los libros sobre el proceso de resolución de problemas que realiza un ingeniero, y los libros sobre astronáutica, biología molecular, etología, evolución y primates, todos ellos en la sección de ciencia de la Franklin. Me suscribí a American Scientist y empecé a recibir libros científicos del extranjero, los cuales devoraba en pocos días. Descubrí las películas de Jacques Cousteau y llegué a predecir el tiempo con un barómetro y un higrómetro que construí con materiales caseros. Ahora también la naturaleza se dejaba conquistar a través de las palabras.
Pensé que llegaría a ser un ingeniero petrolero, manejando un jeep en medio de la lluvia y el lodo, resolviendo problemas técnicos para después volver a la tranquilidad de mi casa ecológica y seguir leyendo. Al concluir la secundaria había leído 350 libros, casi todos sobre temas científicos, y a partir de entonces perdí la cuenta.
El último año de la prepa me aburrí tanto en la escuela que deserté y empecé a asistir como oyente en las carreras de Lingüística, Biología y Matemáticas, donde me sentía en mi elemento, especialmente en los cursos avanzados de Topología. Una delicia. Y además, los topólogos jugaban buen futbol y tenían conciencia social. El 68 estaba muy reciente (1971).
Entonces leí a Freud y otros psicoanalistas y psicólogos (Fromm, Erikson, Hampden-Turner, Jung, Ferenczi, Jones). Y pensé que querría haber vivido una vida como la de John Dewey, en medio de la naturaleza y en contacto con niños sobredotados.
Pasé tres años revisando pruebas de imprenta en El Colegio de México y en la editorial Siglo XXI, donde leí alrededor de 250 libros sobre economía, sociología y psicoanálisis (de Santiago Ramírez a Manuel Camacho). También empecé a publicar reseñas de libros en el suplemento de El Nacional.
Decidí terminar la prepa, de la cual sólo debía una materia: Cálculo Diferencial e Integral. Estudié en un libro de autoaprendizaje, 2 horas diarias durante 15 días, y aprobé con el mejor examen de 300 estudiantes.
Quería estudiar Letras Inglesas, pero mi papá me disuadió con el viejo argumento: “¿De qué vas a vivir’”. Mientras tanto, ya tenía arraigado el vicio de leer compulsivamente. Al salir de mi trabajo como revisor de estilo en El Colegio de México (en la calle de Guanajuato, donde alguna vez vi a Don Daniel Cosío Villegas), entraba en la Librería Universitaria, en Avenida Insurgentes, y salía con una bolsa de papel estraza (café oscuro, como las del supermercado) llena de libros en oferta. Los trasladaba en camión (2 horas de un trayecto de expectación inevitable) y al llegar a casa los estudiaba uno a uno, y empezaba a formar mi propio criterio de lectura.
Ingresé a la universidad, donde tomaba notas diariamente de mis lecturas antes de la discusión en clase. Durante el segundo año me llamaron para ser profesor de Redacción en la Universidad Nacional. El resto del tiempo veía una, dos o tres películas diarias, casi todas por televisión. Y empecé a tomar notas sobre mi impresión de cada una, antes de que la olvidara o la confundiera con las demás. Al concluir la carrera había llenado siete cuadernos con las notas de cientos de películas. Y había empezado a publicar mis primeros trabajos de crítica cinematográfica, como un acto de gratitud gozosa.
Diseñaba mis cursos como un itinerario de los libros que quería leer sobre la materia, durante el semestre. Así leí docenas de libros sobre semiótica, comunicación y teoría literaria.
Mi ingreso al doctorado en literatura significó el acceso a una mejor biblioteca, más disciplina y el inicio de una escritura más sistemática y, creo, más rigurosa.
En el año 89 se publicó mi primer libro, una recopilación de mis notas sobre cine. Lo entiendo como un conjunto de ejercicios de estilo. Ahora tengo cinco libros en prensa sobre la escritura, el cine y los procesos de recepción. Y mi siguiente objetivo es la redacción de la tesis doctoral sobre los cuentos ultracortos de Jorge Luis Borges.
Enero 1990
Posdata de 2001: Después de haber publicado 20 libros (con otros 17 en proceso) sigo pensando que la combinación de brevedad y diversidad es la mejor forma de escribir.
Lee la siguiente autobiografía localiza los tipos de descripción que estén presentes en el texto. Fíjate cómo esas descripciones nos ayudan a conocer al personaje y las circunstancias que relata, e identifica además la persona gramatical usada en el texto. Después elabora un mapa mental sobre tu vida.
Documentos de Lauro Zavala
Autobiografía bibliográfica
Empecé a leer antes de reconocer las letras. A los tres años, mi hermano me enseñó a leer en los comics de Sherlock Holmes y en los letreros de la calle.
Al cumplir cinco años mi papá me regaló un pequeño diccionario rojo, gordo, de pasta semidura, con las palabras en versales negrito. Siempre lo traía en la bolsa de mis pantalones cortos de tweed. Cada vez que escuchaba una palabra que no conocía, la consultaba, hasta que las vecinas en minifalda atrajeron mi atención con más fuerza que las palabras. Y empecé a utilizar las palabras para conquistar a las vecinas.
El primer libro que leí completo fue Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain, cuando tenía seis años. Me impresionó la muerte del indio y el reencuentro de Tom y su amiga en la cueva. El año siguiente leí La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, aunque no me gustó tanto. Después leí Corazón de Edmundo de Amicis, del cual me atrajo la idea de estar integrado por historias muy diversas. Y entonces, a los ocho años, descubrí el cine de Jerry Lewis y las secciones sobre ciencia de Selecciones, Contenido, Mecánica Popular y Revista de Revistas (1962). La mejor era esta última, de la cual tenía una colección de más de cien números, mismos que releía por la diversión de encontrar brevísimos textos donde se resumía toda clase de datos sobre diversas materias.
Al cumplir diez años nos visitó una lejana tía proveniente de Honduras. Antes de tomar su avión de regreso me llevó a una enorme librería (en el ahora desaparecido Hotel Regis en la Avenida Reforma) y me dijo: “Qué libros quieres; puedes elegir dos”. Elegí
20 000 leguas de viaje submarino y su secuela, La isla misteriosa de Julio Verne, en una edición ilustrada en pasta dura. Estos ejemplares los bajaron con un gancho especial de un estante muy alto, y los envolvieron en papel para entregármelos en un paquete sellado. Al llegar a casa empecé una tradición familiar, pues por primera vez el libro era más interesante que la hora de la comida. Entonces las palabras me conquistaron a mí.
Después de ese descubrimiento empecé a recorrer la ciudad en busca de otros libros de aventuras. Hasta los trece años combiné mi afición por las novelas (de viajeros, pilotos de autos de carrera, ingenieros de presas, capitanes de barco, exiliados y otros aventureros) con excursiones a la Biblioteca Benjamín Franklin, de la Embajada de Estados Unidos. Éste era un lugar muy moderno, funcional y bien iluminado en el interior de un edificio grande y antiguo, con cientos de libros para niños. Ahí pasaba las tardes hojeando la colección de National Geographic y otras revistas sobre la naturaleza, como las lujosas Ocean y Wild Life y el muy completo Science Yearbook, que contenía una selección de artículos de investigación y diversos recuadros con reportes de los descubrimientos recientes.
Tenía doce años cuando me di cuenta de que había aparecido en el Cuadro de Honor de mi escuela por las calificaciones obtenidas sin haber abierto siquiera los libros de texto, que me parecían muy aburridos. Todo lo había aprendido de los libros de la Biblioteca Franklin, la mayor parte de ellos en inglés. Las palabras empezaban a dejarse conquistar. Mientras tanto, el resto de la vida estaba formado por viajes familiares al autocinema, viajes mensuales a la carretera de Cuernavaca, competencias en patines de ruedas, los rituales de burro dieciséis, competencias de ajedrez, excursiones en grupo, y los juegos de béisbol, frontón y basquet.
Al entrar a la prepa me aburrí todavía más con los cursos. En contraste, encontraba fascinantes los libros sobre el proceso de resolución de problemas que realiza un ingeniero, y los libros sobre astronáutica, biología molecular, etología, evolución y primates, todos ellos en la sección de ciencia de la Franklin. Me suscribí a American Scientist y empecé a recibir libros científicos del extranjero, los cuales devoraba en pocos días. Descubrí las películas de Jacques Cousteau y llegué a predecir el tiempo con un barómetro y un higrómetro que construí con materiales caseros. Ahora también la naturaleza se dejaba conquistar a través de las palabras.
Pensé que llegaría a ser un ingeniero petrolero, manejando un jeep en medio de la lluvia y el lodo, resolviendo problemas técnicos para después volver a la tranquilidad de mi casa ecológica y seguir leyendo. Al concluir la secundaria había leído 350 libros, casi todos sobre temas científicos, y a partir de entonces perdí la cuenta.
El último año de la prepa me aburrí tanto en la escuela que deserté y empecé a asistir como oyente en las carreras de Lingüística, Biología y Matemáticas, donde me sentía en mi elemento, especialmente en los cursos avanzados de Topología. Una delicia. Y además, los topólogos jugaban buen futbol y tenían conciencia social. El 68 estaba muy reciente (1971).
Entonces leí a Freud y otros psicoanalistas y psicólogos (Fromm, Erikson, Hampden-Turner, Jung, Ferenczi, Jones). Y pensé que querría haber vivido una vida como la de John Dewey, en medio de la naturaleza y en contacto con niños sobredotados.
Pasé tres años revisando pruebas de imprenta en El Colegio de México y en la editorial Siglo XXI, donde leí alrededor de 250 libros sobre economía, sociología y psicoanálisis (de Santiago Ramírez a Manuel Camacho). También empecé a publicar reseñas de libros en el suplemento de El Nacional.
Decidí terminar la prepa, de la cual sólo debía una materia: Cálculo Diferencial e Integral. Estudié en un libro de autoaprendizaje, 2 horas diarias durante 15 días, y aprobé con el mejor examen de 300 estudiantes.
Quería estudiar Letras Inglesas, pero mi papá me disuadió con el viejo argumento: “¿De qué vas a vivir’”. Mientras tanto, ya tenía arraigado el vicio de leer compulsivamente. Al salir de mi trabajo como revisor de estilo en El Colegio de México (en la calle de Guanajuato, donde alguna vez vi a Don Daniel Cosío Villegas), entraba en la Librería Universitaria, en Avenida Insurgentes, y salía con una bolsa de papel estraza (café oscuro, como las del supermercado) llena de libros en oferta. Los trasladaba en camión (2 horas de un trayecto de expectación inevitable) y al llegar a casa los estudiaba uno a uno, y empezaba a formar mi propio criterio de lectura.
Ingresé a la universidad, donde tomaba notas diariamente de mis lecturas antes de la discusión en clase. Durante el segundo año me llamaron para ser profesor de Redacción en la Universidad Nacional. El resto del tiempo veía una, dos o tres películas diarias, casi todas por televisión. Y empecé a tomar notas sobre mi impresión de cada una, antes de que la olvidara o la confundiera con las demás. Al concluir la carrera había llenado siete cuadernos con las notas de cientos de películas. Y había empezado a publicar mis primeros trabajos de crítica cinematográfica, como un acto de gratitud gozosa.
Diseñaba mis cursos como un itinerario de los libros que quería leer sobre la materia, durante el semestre. Así leí docenas de libros sobre semiótica, comunicación y teoría literaria.
Mi ingreso al doctorado en literatura significó el acceso a una mejor biblioteca, más disciplina y el inicio de una escritura más sistemática y, creo, más rigurosa.
En el año 89 se publicó mi primer libro, una recopilación de mis notas sobre cine. Lo entiendo como un conjunto de ejercicios de estilo. Ahora tengo cinco libros en prensa sobre la escritura, el cine y los procesos de recepción. Y mi siguiente objetivo es la redacción de la tesis doctoral sobre los cuentos ultracortos de Jorge Luis Borges.
Enero 1990
Posdata de 2001: Después de haber publicado 20 libros (con otros 17 en proceso) sigo pensando que la combinación de brevedad y diversidad es la mejor forma de escribir.
EJERCICIOS
Lee el siguiente poema de Jaroslav Seifert, premio nobel de Literatura 1986. Sus versos evocan la biografía espiritual de Praga, su ciudad, y de Checoslovaquia, su patria. Su propia autobiografía constituye el tercer gran tema de su poesía.
Autobiografía
Cuando de sí hablaba mi madre,
Decía a veces:
Triste y silenciosa mi vida ha sido,
Y siempre de puntillas caminé.
Pero cuando me enfadaba
Y pataleaba un poco,
En el vasar ligeramente se agitaban
Las tazas heredadas de mi madre,
Y sonreía.
Cuando yo nací
Parece que una mariposa entró por la ventana
Pasándose a la cabecera de mi madre;
Mas al tiempo en el patio ladró un perro
Y mi madre lo tomó por mal presagio.
Mi vida, cierto, no ha sido tan tranquila
Como la suya.
Pero cuando tristemente miro
Los días del presente
Como dentro de marcos vacíos
Y sólo veo una pared llena de polvo,
Me digo que fue maravillosa.
Hubo tantos inolvidables momentos
Que fueron como flores deslumbrantes
De todos los tonos y colores,
Cuando las tardes llenas de fragancia
Parecían azules uvas
Ocultas en las hojas de la noche…
Leía versos apasionadamente,
Me gustaba la música
Y siempre vagaba sorprendido
De belleza en belleza.
Mas apenas vi por vez primera
La imagen de una mujer desnuda
Comencé a creer en los milagros.
Mi vida ha ido deprisa,
Demasiado corta fue
Para mis largos deseos infinitos
Y antes de lo que esperaba
A su término he llegado.
Pronto la muerte, con un puntapié en mi puerta,
Entrará hasta aquí.
El aliento en ese instante
Cortarán estupor y espanto,
Y me olvidaré de respirar.
Con tal que no me niegue
Besar a tiempo aún las manos
De la que pacientemente tras mis pasos
Caminaba y caminaba y caminaba
Y amaba más…
Jaroslav Seifert. “Autobiografía”. ABC. Madrid,11-I-86
1) El poeta contempla su vida. ¿desde qué momento?
2) Anota la selección de detalles (“entró una mariposa”, “ladró un perro…”). ¿son los más significativos?
3) ¿Qué papel tiene la madre en la biografía del poeta?
4) Analiza los verbos del poema.
5) ¿Qué porción del tiempo abarca esta autobiografía?
Autobiografía
¿Consideras que tu autobiografía debe tener los mismos elementos como las anteriores que has leído? ¿por qué?
¿podrías sugerir algunos otros?
¿Crees que una autobiografía debe incluir todos los momentos de la vida de una persona? ¿por qué?
Autobiografía
Cuando de sí hablaba mi madre,
Decía a veces:
Triste y silenciosa mi vida ha sido,
Y siempre de puntillas caminé.
Pero cuando me enfadaba
Y pataleaba un poco,
En el vasar ligeramente se agitaban
Las tazas heredadas de mi madre,
Y sonreía.
Cuando yo nací
Parece que una mariposa entró por la ventana
Pasándose a la cabecera de mi madre;
Mas al tiempo en el patio ladró un perro
Y mi madre lo tomó por mal presagio.
Mi vida, cierto, no ha sido tan tranquila
Como la suya.
Pero cuando tristemente miro
Los días del presente
Como dentro de marcos vacíos
Y sólo veo una pared llena de polvo,
Me digo que fue maravillosa.
Hubo tantos inolvidables momentos
Que fueron como flores deslumbrantes
De todos los tonos y colores,
Cuando las tardes llenas de fragancia
Parecían azules uvas
Ocultas en las hojas de la noche…
Leía versos apasionadamente,
Me gustaba la música
Y siempre vagaba sorprendido
De belleza en belleza.
Mas apenas vi por vez primera
La imagen de una mujer desnuda
Comencé a creer en los milagros.
Mi vida ha ido deprisa,
Demasiado corta fue
Para mis largos deseos infinitos
Y antes de lo que esperaba
A su término he llegado.
Pronto la muerte, con un puntapié en mi puerta,
Entrará hasta aquí.
El aliento en ese instante
Cortarán estupor y espanto,
Y me olvidaré de respirar.
Con tal que no me niegue
Besar a tiempo aún las manos
De la que pacientemente tras mis pasos
Caminaba y caminaba y caminaba
Y amaba más…
Jaroslav Seifert. “Autobiografía”. ABC. Madrid,11-I-86
1) El poeta contempla su vida. ¿desde qué momento?
2) Anota la selección de detalles (“entró una mariposa”, “ladró un perro…”). ¿son los más significativos?
3) ¿Qué papel tiene la madre en la biografía del poeta?
4) Analiza los verbos del poema.
5) ¿Qué porción del tiempo abarca esta autobiografía?
Autobiografía
¿Consideras que tu autobiografía debe tener los mismos elementos como las anteriores que has leído? ¿por qué?
¿podrías sugerir algunos otros?
¿Crees que una autobiografía debe incluir todos los momentos de la vida de una persona? ¿por qué?
RÚBRICA
RúbricA
Para llevar a cabo la etapa de corrección es necesario releer el texto elaborado, registrando, registrando este procedimiento en la siguiente rúbrica. Marca donde corresponda la presencia (SÍ) o ausencia (NO) de los siguientes aspectos en el texto elaborado
SÍ NO
USO DE LA PERSONA
Se encuentran pronombres en primera persona
Se escribe sobre sí mismo
Se escribe sobre otros
Se conserva en forma correcta su propio papel de participante
CARACTERÍSTICAS RETÓRICAS
Hace uso de enumeraciones
Hay ausencia de retrato
EL TEMA
Se mantiene el tema en todo el texto
Contiene cada párrafo una idea principal desarrollada
Se relacionan las ideas al interior de cada párrafo y éste con los restantes de mi texto
Uso alguna palabra para unir los párrafos de manera narrativa
ORTOGRAFÍA
¿Coloco puntuación?, ¿qué signos de puntuación?,
¿Tengo errores de acentuación? ¿Cuáles?
¿Tengo errores de ortografía? ¿Cuáles?
Para llevar a cabo la etapa de corrección es necesario releer el texto elaborado, registrando, registrando este procedimiento en la siguiente rúbrica. Marca donde corresponda la presencia (SÍ) o ausencia (NO) de los siguientes aspectos en el texto elaborado
SÍ NO
USO DE LA PERSONA
Se encuentran pronombres en primera persona
Se escribe sobre sí mismo
Se escribe sobre otros
Se conserva en forma correcta su propio papel de participante
CARACTERÍSTICAS RETÓRICAS
Hace uso de enumeraciones
Hay ausencia de retrato
EL TEMA
Se mantiene el tema en todo el texto
Contiene cada párrafo una idea principal desarrollada
Se relacionan las ideas al interior de cada párrafo y éste con los restantes de mi texto
Uso alguna palabra para unir los párrafos de manera narrativa
ORTOGRAFÍA
¿Coloco puntuación?, ¿qué signos de puntuación?,
¿Tengo errores de acentuación? ¿Cuáles?
¿Tengo errores de ortografía? ¿Cuáles?
ACTIVIDAD FINAL
Presenta tu autobiografía final al grupo engargolada con tus imágenes impresas, no olvides compartirla con tus compañeros, ellos te darán el visto bueno ¡FELICIDADES!
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